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Independencia e Interdependencia: ¿Ilusión de Libertad y Rechazo al Amor?

Foto del escritor: Alison SarahAlison Sarah


The illusion of independence and the path to true freedom.

Independencia e Interdependencia

La independencia suele percibirse como una fortaleza. En el desarrollo personal, se valora como el logro definitivo: aprender a valerse por uno mismo, no depender de los demás, ser el dueño de la propia vida. Pero detrás de esta búsqueda de autonomía se esconde una dinámica más profunda e inconsciente: el intento de demostrar que podemos existir separados de Dios.


Este deseo de independencia absoluta, que percibimos como libertad, es en realidad una ilusión cuidadosamente mantenida por el ego. Creemos que somos más fuertes siendo autónomos, pero ¿no estamos simplemente alimentando un aislamiento sutil? Un Curso de Milagros nos recuerda que la independencia es solo un espejismo y que la verdadera libertad reside en reconocer nuestra interdependencia con todo lo que es.


Independencia: Una Estrategia del Ego


Desde la infancia, se nos enseña que crecer significa volverse autosuficiente. Poder hacer las cosas solo se considera un motivo de orgullo, un paso hacia la madurez. Pero esta búsqueda de autonomía se basa en una creencia subyacente que rara vez cuestionamos: la idea de que estamos separados y debemos demostrar nuestro valor individualmente.


“No te das cuenta de que lo que hiciste para liberarte de Dios te ha encadenado al mundo.” (UCEM)


El ego nos hace creer que la independencia nos hará más fuertes, más libres y más seguros. Sin embargo, esta independencia a menudo oculta un miedo más profundo: el miedo al abandono, al rechazo o, peor aún… el miedo a entregarnos completamente al Amor.


Buscamos un control absoluto, pensando que así estaremos protegidos del sufrimiento. Pero lo que llamamos libertad a veces es solo un repliegue, una forma sutil de protegernos de lo desconocido y evitar la disolución del “yo” en algo más grande.


Irónicamente, al intentar ser completamente independientes, nos privamos de la única fuerza real que existe: la unidad.


La Ilusión de la Elección y la Libertad


Creemos que la libertad proviene de nuestra capacidad de elegir. En este mundo, valoramos las decisiones autónomas: elegir nuestra carrera, nuestra pareja, nuestro estilo de vida… Pero, ¿realmente estos elecciones son un signo de libertad?


“Las elecciones del mundo no son más que esta selección entre ilusiones. Todo lo que se elige toma una forma, pues se elige dentro de un mundo de formas. Sin embargo, ninguna forma tiene significado.” (UCEM)


Tenemos la ilusión del libre albedrío, pero en realidad solo elegimos entre diferentes versiones del mismo sueño. No importa cuántas veces cambiemos de trabajo, nos mudemos a otro país o iniciemos nuevas relaciones: si nuestra mentalidad sigue siendo la misma, solo estamos moviendo el decorado sin cuestionar el origen del sueño.


Es como reorganizar los muebles de una casa en ruinas, esperando que se vuelva nueva. No importa cuántas opciones exploremos, mientras busquemos la libertad en el mundo de la separación, la estamos buscando donde no existe.


“El libre albedrío no es libertad. Ser libre es simplemente ser tal como Dios te creó, y no aceptar nada más como verdad.” (UCEM)


La verdadera libertad no se encuentra en la multiplicación de opciones, sino en soltar la ilusión de la elección misma. No se trata de añadir más posibilidades, sino de reconocer que, en el fondo, solo hay una decisión que tomar: recordar el Amor o seguir huyendo de Él.


Conscious interdependence as a new vision of love and connection.


El Rechazo del Amor Disfrazado de Independencia


A menudo tememos más al Amor que a la soledad. El Amor real no deja espacio para términos medios; no permite tener un pie fuera ni una puerta de escape “por si acaso”.


“Crees que si te entregaras completamente al Amor, serías arrancado de ti mismo. Pero el Amor solo puede quitarte lo que no es real.” (UCEM)


Por eso preferimos aferrarnos a una ilusión de independencia. Queremos ser libres, pero en nuestros propios términos. Queremos amar, pero sin perder el control.


En realidad, no rechazamos el Amor porque sea difícil de encontrar, sino porque es demasiado absoluto. Exige una rendición total, una disolución del ego que pasamos la vida tratando de evitar.


Creemos que estamos eligiendo la independencia, pero en realidad estamos eligiendo la separación.


Interdependencia: Una Nueva Visión de la Libertad


Si la independencia absoluta es una ilusión, ¿no lo es también la dependencia total? Un Curso de Milagros nos invita a trascender estos extremos y reconocer otra realidad: la interdependencia consciente.


A diferencia de la dependencia emocional, que se basa en la carencia y la expectativa, la interdependencia consciente se basa en:

• Reconocer que nunca estamos realmente separados, aunque parezcamos individuos distintos.

• Comprender que cada relación es una oportunidad de sanación y perdón.

• Una conexión con los demás que no se basa en la necesidad, sino en la extensión natural del Amor.


“Las relaciones sanas no se basan en la necesidad, sino en la extensión del Amor que ya está presente.” (UCEM)


En esta visión, ya no buscamos demostrar nuestro valor a través del éxito o la autosuficiencia. Dejamos de intentar bastarnos a nosotros mismos y aceptamos que ya somos suficientes en nuestra conexión con todo lo que es.


Es como el océano: cada gota de agua parece distinta, pero en realidad es parte de un Todo indivisible.


El Retorno a Dios: Aceptar la Unidad en Lugar de la Lucha


Hemos pasado nuestra vida creyendo que debemos luchar por nuestra libertad. Que debemos demostrar que podemos salir adelante por nuestra cuenta. Pero, ¿alguna vez hemos considerado que nunca hemos necesitado ser independientes?


“Lo que eres te ha sido dado. Tu única decisión es experimentarlo o no.” (UCEM)


La verdadera libertad no está en poder manejarlo todo solo, ni en acumular opciones ilusorias. Se encuentra en soltar la necesidad de control y en reconocer que ya estamos seguros, ya somos amados, ya somos completos.


No estamos aquí para demostrar nuestra autonomía, sino para recordar que nunca hemos salido de Dios.


Entonces, en lugar de buscar ser libres de todo, ¿y si aprendiéramos a ser libres en todo? No separándonos del mundo, sino recordando que nunca lo hemos dejado.


Y si nuestro mayor miedo no fuera la dependencia… sino ser completamente libres en Dios?




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