La paranoia susurra: "El mundo está en mi contra." La pronoia responde: "El mundo conspira a mi favor." Y entre estas dos voces, oscilamos, perdidos en los reflejos de nuestros pensamientos. Pero este vaivén constante oculta una verdad esencial: ni una ni otra describe el mundo tal como es, sino solo como lo percibimos.
La paranoia es esa desconfianza innata, esa duda que convierte cada sonrisa en una amenaza potencial, cada oportunidad en una trampa disfrazada. Se alimenta de las heridas del pasado y del profundo miedo de revivir un dolor tan intenso que preferimos cerrarnos por completo a la vida.
Un día, alguien me confesó sobre el amor:"Preferiría morir antes que volver a pasar por eso."
Esa frase se quedó conmigo. Expresa esa elección inconsciente que a veces hacemos: vivir una existencia limitada, protegida, pero profundamente solitaria, en lugar de arriesgarnos a lo desconocido.
La pronoia, en cambio, nos invita a creer que todo, incluso lo que parece negativo, trabaja para nuestro beneficio. Es un paso hacia la confianza en algo más grande: una inteligencia benévola que guía los eventos. Sin embargo, la pronoia, por dulce que sea, sigue siendo una percepción del mundo exterior. Todavía se basa en la idea de que existe un "afuera" que actúa sobre nosotros.
La Paranoia: El Miedo Que Cierra Puertas
La paranoia tiene sus raíces en el miedo. Un miedo tan sutil que a menudo se esconde detrás de razonamientos lógicos: "Esto es demasiado bueno para ser verdad." ¿Por qué deberíamos creer que una felicidad inesperada puede durar? La desconfianza nos parece racional, casi protectora. Pero actúa como un veneno, cortándonos de lo que más deseamos: amar y ser amados.
El miedo entonces se convierte en una profecía autocumplida. Al anticipar el rechazo, lo provocamos. Al temer la pérdida, nos negamos a abrazar plenamente lo que tenemos.
"Lo que proyectas en el mundo, el mundo te lo devolverá."(Un Curso de Milagros)
La paranoia cierra las puertas del amor antes incluso de que llame. Nos impide ver que lo que tememos afuera no es más que un reflejo de nuestras propias creencias.
La Pronoia: Una Invitación a Abrirse
En contraste, la pronoia es ese suave susurro que dice: "Todo sucede por una razón, incluso aquello que aún no comprendes." Nos invita a ver cada desafío como una oportunidad, cada encuentro como un regalo. En este estado de ánimo, el mundo se convierte en un espejo benévolo que nos guía hacia el descubrimiento de nosotros mismos.
Pero incluso la pronoia no es la verdad última. Sigue siendo una interpretación, una forma de navegar el sueño del mundo. Las enseñanzas no duales nos recuerdan que el mundo exterior—ya sea que parezca hostil o amigable—no es más que un reflejo de nuestra mente.
"No es el mundo lo que debes cambiar, sino tu percepción de él."(Un Curso de Milagros)
El Miedo al Amor: Las Puertas Que Cerramos
El miedo al amor a menudo alimenta nuestras tendencias paranoicas. Preferimos anticipar el dolor que arriesgarnos a experimentarlo nuevamente. Este miedo, aunque comprensible, actúa como una prisión. Cada vez que decimos, "Preferiría morir antes que volver a pasar por eso," cerramos la puerta a lo que podría ser una experiencia profundamente transformadora.
Estas son algunas de las puertas que cerramos inconscientemente bajo la influencia del miedo:
La puerta a la intimidad: Por miedo a ser vulnerables, mantenemos nuestras distancias, incluso con quienes amamos.
La puerta a la alegría: Nos negamos a disfrutar plenamente, convencidos de que no durará.
La puerta al perdón: La desconfianza nos empuja a revivir nuestras heridas en lugar de liberarlas.
La puerta a la paz: Al anticipar lo peor, nos privamos de la simplicidad y la calma del momento presente.
Más Allá de la Pronoia y la Paranoia
Las enseñanzas no duales, como Un Curso de Milagros, nos invitan a trascender ambas perspectivas. La paranoia y la pronoia no son más que facetas del mismo juego: creer que el mundo exterior tiene poder sobre nosotros. Pero cuando miramos más profundamente, descubrimos que ni el mundo ni los eventos pueden definirnos o dañarnos. Todo lo que parece suceder "allá afuera" es en realidad una invitación a explorar lo que está sucediendo "aquí," dentro de nuestras mentes.
"El amor no te pide que seas perfecto, solo que estés dispuesto."(Un Curso de Milagros)
Cuando dejamos de lado la desconfianza, no solo dejamos entrar el amor: nos damos cuenta de que el amor ya estaba allí, simplemente esperando que abriéramos la puerta.
Una Invitación a la Reconciliación
Las medicinas ancestrales como el Kambo y la Ayahuasca actúan como espejos poderosos. No curan en el sentido tradicional, pero revelan los patrones de miedo, desconfianza y separación que llevamos dentro. En este espacio sagrado, se nos invita a ir más allá de la paranoia, a trascender la pronoia y a entrar en una visión más amplia donde el amor es lo único que queda.
¿Y si te atrevieras a abrir la puerta?
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