Explorando la conexión entre esta práctica y el cuerpo como herramienta de aprendizaje espiritual.
¿Qué es el Kambo?
El Kambo, conocido como el “vacuna de la selva,” es una medicina ancestral utilizada por los pueblos indígenas de la Amazonía. Extraída de las secreciones de la rana Phyllomedusa bicolor, esta sustancia se aplica sobre la piel para inducir una purga física y energética.
Más allá de sus efectos físicos—estimulación del sistema inmunológico, desintoxicación profunda—el Kambo invita a un diálogo interior, una exploración que trasciende lo físico para tocar dimensiones más profundas del ser.
Kambo medicina ancestral
El cuerpo como espejo: una perspectiva no-dual
Desde una perspectiva no-dual, el cuerpo no es un enemigo contra el cual luchar ni un obstáculo que superar. Es una manifestación temporal, una herramienta que refleja nuestras creencias y condicionamientos.
Cuando surgen síntomas físicos o emocionales, no son "problemas" que resolver, sino mensajes que nos invitan a observar y a recordar lo que realmente somos.
Con el Kambo, tenemos la oportunidad de entregar el cuerpo a lo que llamo la Voz del Espíritu Santo — una guía interior suave, clara e inmutable. En lugar de buscar "curar" o "reparar" algo, podemos escuchar lo que el cuerpo tiene que decir, permitirle revelar lo que necesita ser visto y, finalmente, trascender toda percepción de separación o vulnerabilidad.
Kambo medicina ancestral
Mi experiencia: más allá del cuerpo, una reconexión con la inocencia
El Kambo ha desempeñado un papel importante en mi relación con el cuerpo, especialmente en momentos en que parecía desafiado.
Mientras vivía en Costa de Marfil, contraje malaria, que se agravó hasta convertirse en neuromalaria antes de recibir atención médica adecuada. Cuando finalmente llegué al hospital después de varios días de diagnósticos erróneos, mi parasitemia era extremadamente alta, tanto que, según los médicos, mi cuerpo no debería haber sobrevivido.
Kambo medicina ancestral
Sin embargo, mi cuerpo resistió, sostenido por una fuerza que trasciende las explicaciones puramente físicas.
Al reflexionar sobre esta experiencia, reconozco que el Kambo, que había practicado poco antes, jugó un papel crucial en el fortalecimiento de mi sistema inmunológico, permitiéndole resistir más tiempo. Pero más allá de lo físico, esta experiencia fue una invitación a reconectarme con algo más profundo en mí. Me recordó que, aunque el cuerpo pueda parecer frágil o vulnerable, puede convertirse en una herramienta poderosa de reconexión cuando dejamos de luchar contra él.
Otra transformación significativa ocurrió con mi eczema severo y mis alergias a los perros y gatos. Durante años, viví con estos síntomas, como si mi cuerpo estuviera levantando una barrera contra una amenaza externa.
Gracias al Kambo y al ayahuasca, comencé a ver estos síntomas de manera diferente. En lugar de defenderme contra un "enemigo" externo, aprendí a observar estos fenómenos desde una lente no-dual. Nada ni nadie puede realmente dañarnos. Lo que percibía como agresiones—ya fueran físicas (alimentos, animales) o emocionales (palabras o acciones de otros)—eran en realidad reflejos de creencias más profundas.
Estos síntomas se convirtieron en una oportunidad para perdonar. ¿Por qué? Porque me permitieron mirar hacia adentro y reconocer que nada externo era responsable de mi sufrimiento. Ni el mundo, ni los demás, ni mi propio cuerpo.
El perdón, en este contexto, no es una acción hacia otros, sino un proceso interior: una decisión de liberar juicios, resistencias y creencias que refuerzan la separación.
Hoy vivo sin eczema ni alergias. Esta experiencia me ha enseñado que nuestros síntomas físicos, lejos de ser enemigos, son maestros. Nos recuerdan que siempre tenemos la posibilidad de elegir la paz en cada momento.
El silencio interior después del Kambo
Uno de los aspectos más profundos del Kambo es el silencio interior que crea.
Después de una sesión, hay una pausa, una suspensión de los mecanismos habituales del ego. Este momento de silencio no es simplemente una ausencia de ruido, sino una apertura. Es una invitación a escuchar una voz diferente, más sutil y verdadera: la voz de lo que siempre hemos sido, más allá de las percepciones y creencias.
Este silencio también revela que el ego, con sus miedos y juicios, puede ser puesto en su lugar. Se hace evidente que no necesita controlar, reparar o proteger. El cuerpo, entonces, deja de ser un campo de batalla y se convierte en una herramienta sagrada para explorar y reconocer la paz interior.
No-dualidad y medicina ancestral
Desde una perspectiva no-dual, el cuerpo, la mente y el mundo no están separados. Lo que percibimos como "problemas" físicos o emocionales son a menudo proyecciones de creencias sobre la realidad.
El Kambo, al actuar directamente sobre el cuerpo, nos ayuda a trascender esta percepción dualista.
En lugar de buscar "curar" una herida o "eliminar" un síntoma, esta medicina nos invita a tomar una perspectiva diferente: ¿Y si nada está "mal"?
¿Y si todo es simplemente una oportunidad para regresar a una verdad más profunda, la verdad de la unidad?
El Kambo no combate. No se opone. Nos recuerda que la liberación interior no se encuentra en cambiar el mundo exterior, sino en soltar nuestros apegos al miedo y la separación.
Los beneficios del Kambo: un viaje más allá de las apariencias
Estimulación del sistema inmunológico: El Kambo fortalece las defensas naturales del cuerpo, ayudando a restaurar el equilibrio.
Purificación física y emocional: La purga limpia toxinas físicas y energías estancadas.
Silencio interior y claridad: Después de una sesión, surge una calma profunda que permite la reconexión con la guía interior.
Reconexión espiritual: Al calmar la mente, el Kambo abre un espacio para reconocer lo que está más allá de las formas y las ilusiones.
el Kambo como invitación al perdón y la inocencia
El Kambo no es solo una medicina para el cuerpo. Es una invitación a observar lo que percibimos como ataques o problemas, para darnos cuenta de que no hay nada que combatir, nada que reparar. Todo ya está completo.
En el silencio que sigue a una sesión, vislumbramos esta verdad. El ego se calma, las ilusiones se desvanecen y lo que queda es una paz inquebrantable.
Nuestros síntomas físicos son oportunidades para perdonar, no porque haya un culpable, sino porque nos recuerdan que somos libres de todo juicio. Nos ofrecen la oportunidad de elegir la paz y de ver más allá de las ilusiones, hacia la verdad de lo que realmente somos.
コメント