En El Curso de Milagros se aborda la noción de conciencia de una manera muy particular, que puede parecer radical en comparación con otros sistemas de pensamiento. La conciencia aquí no es nuestro estado último ni nuestra verdadera naturaleza, sino una especie de mecanismo que forma parte del sueño de la separación. Otras enseñanzas espirituales, que podrían diluir la información del curso, tienden a ver la conciencia como algo eterno, divino o como una realidad última. Así es como se manifiestan estas diferencias:
"La conciencia es la primera división introducida en la mente después de la separación, haciendo de la mente un perceptor en lugar de un creador. (T-3.IV.2:1)
1. La conciencia según el Curso de Milagros
En el curso, la conciencia no se considera la realidad más elevada. De hecho, se describe como un producto de la separación, una manifestación de la mente dividida. El curso hace una clara distinción entre Espíritu puro (nuestra realidad última, que está unida a Dios) y conciencia. La conciencia es simplemente la herramienta que nos permite percibir cosas en el mundo onírico y, por tanto, en la ilusión.
• Conciencia del ego y conciencia del Espíritu Santo : La conciencia a menudo se divide entre dos voces, la del ego y la del Espíritu Santo. El ego usa la conciencia para mantener la ilusión de separación, mientras que el Espíritu Santo la usa para guiar la mente hacia la verdad. Desde esta perspectiva, la conciencia es neutral en sí misma, pero puede usarse para reforzar la ilusión de este mundo o para recordarnos nuestra verdadera identidad como Espíritu unificado con Dios.
• La conciencia no es la verdad última : En el curso, la verdad última es Espíritu puro, uno con Dios. La conciencia pertenece al mundo del tiempo y la percepción, que se considera una ilusión. Por tanto, la conciencia no es algo que deba buscarse o valorarse en sí misma, a diferencia de muchas enseñanzas espirituales modernas que la glorifican.
2. Comprender la conciencia en las enseñanzas espirituales modernas
Muchas enseñanzas espirituales actuales diluyen el mensaje al colocar la conciencia en el centro del despertar espiritual o al equipararla con la realidad última. A continuación se muestran algunos ejemplos de esta dilución:
• La conciencia como realidad divina : Muchas enseñanzas espirituales modernas, especialmente en la Nueva Era, consideran la conciencia como algo divino y eterno. Enseñan que nuestro objetivo es elevar nuestra conciencia, volvernos más conscientes o fusionarnos con la "conciencia universal". Estas enseñanzas tienden a presentar la conciencia como una especie de logro espiritual, o incluso como nuestra verdadera naturaleza. Ahora bien, por supuesto, la conciencia es sólo un mecanismo en el sueño de la separación, y no una realidad última.
• La elevación de la conciencia : Las enseñanzas que hablan de elevar la propia conciencia, de alcanzar estados superiores de conciencia o conciencia cósmica están en desacuerdo con el curso, porque sugieren que la conciencia es algo que debe transformarse o transformarse perfectamente. Dependiendo del curso, estos enfoques refuerzan aún más la idea de separación, porque implican que hay un “yo” que debe evolucionar en un proceso lineal para alcanzar un estado superior de conciencia. Más bien, CEM enseña que la verdadera liberación no llega a través de la elevación de la conciencia, sino a través de la disolución del ego y el reconocimiento del Espíritu unificado que trasciende la conciencia.
• La conciencia como herramienta creativa : algunos sistemas espirituales, particularmente aquellos que dependen de la “ley de atracción” o manifestación, enseñan que la conciencia tiene poder creativo directo y puede “dar forma a la realidad”. En estos sistemas se suele decir que debemos aprender a controlar o dominar nuestra conciencia para crear la vida que deseamos.
Por supuesto, esta idea refuerza la ilusión de que somos creadores en un mundo que es en sí mismo ilusorio.
Lo importante no es crear en la ilusión, sino despertar del sueño de la separación, en el que la conciencia juega un papel central.
"La conciencia es el mecanismo de recepción, no de creación. Puede confundir recepción con creación y creer que lo que imagina es real (T-3.IV.2:4-5).
3. Malentendidos en torno a la conciencia
Los malentendidos comunes en diversas enseñanzas a menudo surgen de confundir la conciencia con el Espíritu o la naturaleza divina . El Curso de Milagros distingue claramente el Espíritu (que es perfecto, eterno y unificado con Dios) de la conciencia (que pertenece al sueño de la separación). Aquí hay algunos puntos comunes de malentendidos:
• La conciencia como observador : Algunas enseñanzas fomentan la idea de que la conciencia, como observador, es una especie de testigo divino y neutral que puede permanecer fuera de los acontecimientos mundiales. El Curso enseña que esta conciencia observadora sigue siendo parte del sueño, porque implica una dualidad (el observador y lo observado). La verdadera realización espiritual trasciende esta división.
• La conciencia como paso necesario hacia el despertar : Algunas enseñanzas sostienen que la conciencia es un puente entre el ego y la iluminación, y que al expandir nuestra conciencia nos acercamos al despertar. El Curso afirma, por el contrario, que el despertar es un proceso de desaprendizaje y no de perfeccionamiento de la conciencia. La conciencia, como la percepción, debe ser abandonada para acceder a la verdad del Ser, que no necesita percibir ni dividirse entre objetos de conciencia.
4. La conciencia como herramienta temporal según el rumbo
Aunque el curso considera la conciencia como parte de la ilusión, también reconoce que puede usarse temporalmente para ayudar a despertar del sueño. El Espíritu Santo usa la conciencia para corregir percepciones erróneas y guiar la mente hacia la verdad. Entonces, la conciencia es una herramienta, pero no es el fin en sí misma.
El curso enseña que cuando permitimos que el Espíritu Santo reinterprete nuestras percepciones, transformamos nuestro uso de la conciencia. La conciencia que se utilizó para mantener la separación puede utilizarse luego para llevar la mente hacia la unidad. Pero una vez que el sueño termina, la conciencia misma desaparecerá, porque no habrá separación para percibir.
"El Espíritu Santo ve todo como un medio para llevarte a la casa del Padre. Por eso, enseña que la conciencia tiene un propósito temporal y necesario: llevar la mente hacia la corrección". (T-5.III.11:1)
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